Por mi experiencia —personal y también acompañando a muchas mujeres en consulta— sé que septiembre y octubre suelen ser meses de gran desgaste. Las adaptaciones al colegio, los nuevos ritmos, las rutinas que intentamos recuperar, los propósitos que soñamos en verano y que a veces no encajan con este momento de transición… todo se mezcla con el trabajo, las exigencias laborales de fin de año y esa sensación de que tenemos que llegar a todo. Y claro, el cuerpo y la mente lo sienten.

Por eso hoy quiero hablarte de algo muy importante: cómo reconocer las señales de estrés en septiembre antes de que el cansancio se acumule y termine pasando factura.

 

 3 señales frecuentes de estrés en septiembre

1. Has dejado de escucharte

No sabes muy bien qué necesitas ni qué te apetece de verdad. Tomar decisiones se vuelve difícil porque todo parece confuso. Al final, acabas siguiendo el ritmo que marcan los demás más que el tuyo propio.

2. Funcionas en piloto automático

Te levantas, cumples, trabajas, llegas a todo… pero sin sentirte realmente presente. No disfrutas, solo vas tachando tareas de la lista, sin energía ni conexión contigo.

3. Tu mente no descansa nunca

La lista de pendientes parece infinita y no se apaga ni en tus ratos libres. Incluso cuando tienes un hueco para ti, aparece esa vocecita que te recuerda todo lo que “deberías estar haciendo”.

 

 Un recurso sencillo para parar el estrés

Si te reconoces en alguna de estas señales de estrés en septiembre, quiero proponerte algo que a mí me ayuda mucho: parar un momento con la música.

Yo tengo dos canciones —una más larga y otra de apenas cinco minutos— que me sirven como excusa para regalarme un ratito de conexión. La propuesta es simple: dedícate exactamente lo que dura la canción para escucharte.

Aquí te dejo los enlaces, de mis canciones, por si las quieres tomar prestadas:

Propuesta corta:  https://youtu.be/oUNCZiu7MSo

Propuesta más larga:  https://youtu.be/Pf8CeGa7tII

 

✔️ Busca un lugar tranquilo.
✔️ Ponte los cascos y haz un par de respiraciones profundas.
✔️ Dale al play y pon tu atención en tu cuerpo.

Quizás necesites quedarte quieta y dejarte sentir la música, soltar tensiones, moverte despacito o incluso tumbarte y conectar con la tierra. No hay una forma correcta: lo importante es atender lo que tu cuerpo necesita.

Cuando termine, observa cómo estás. Puede que algo pequeño haya cambiado dentro de ti.

 

Porque escucharte, aunque sea solo durante cinco minutos, puede marcar la diferencia.

Me encantará saber si pruebas este recurso y cómo lo vives.

Un abrazo grande,
Berta

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