Muchas personas se preguntan cuándo inician un curso de Mindfulness, ¿porque es necesario hacer un día de practica intensiva? A mí en su día, también me paso por la cabeza esa pregunta.

Es una práctica que se realiza cuando ya llevamos 6 semanas de trabajo y existen múltiples razones para realizarla, estas son algunas de ellas:

  • Es una oportunidad para profundizar en tu experiencia. La idea es que en ese día podamos practicar todas las técnicas que hemos aprendido sin molestias y sin problemas de horario. Tomate ese día como un regalo.
  • Es una posibilidad para descubrir cómo responde tu cuerpo y tu mente a un periodo más largo de práctica Mindfulness.
  • Consiste en tiempo más largo para entrenar tu mente en el Mindfulness, sin necesidad de regresar a tus hábitos normales.

Es un día que transcurre en silencio, en contacto contigo mismo, con el grupo y con la naturaleza.

Pero me parece más interesante compartir con vosotr@s las opiniones de los alumn@s que disfrutaron el sábado pasado de su día de práctica intensiva y que probablemente también se lo preguntaron al iniciar el curso:

“La palabra que podría recoger el día del sábado es la de conexión. Conexión con el grupo, conmigo misma y con la tierra. Sigo con la misma sensación, no la cambiaría.

La palabra del domingo sería Paz… No continúa, pero si general y con eso me quedo.”

 “Gracias Berta por el día que pasamos el sábado. Fue un día diferente y muy reparador. La sensación durante todo el día fue de serenidad, de saber que de alguna manera estaba haciendo algo bien. Creo que la meditación ayuda a calmar la mente, pero también el hacerlo con un grupo de gente que sabes que está sintiendo cosas similares a ti, ayuda. Durante ese día, parece que los problemas que traía quedan un poco más lejos, y no solo eso, sino que algunos pierden toda su importancia. Tuve la sensación de que a veces, en nuestra vida cotidiana, nos ahogamos en un vaso de agua. También pensé que, en realidad, mi estado de ánimo depende en gran medida de mi misma. Durante ese día estuvo claro. Aunque es difícil mantener esta visión en el día a día”

“El día de practica intensiva fue un regalo, me sentí a gusto y conectada, sin necesidad de saber que pasaba «ahí fuera», una vivencia increíble y necesaria para mi crecimiento personal. Volver a la vida «normal» se hizo raro, parecía que yo estaba en otro nivel mental/emocional que el resto de personas con las que me relacionaba y costo un poco al principio. 

En definitiva, una sensación muy buena. Agradecerte a ti Berta el día de ayer, tienes una luz muy especial”

 “El sábado me gustó. Debería recetarse un día al mes para desconectar de todo. Tras la última meditación un sentimiento como de ligera tristeza sin motivo aparente, aunque predominantemente sentimiento de paz. Muchas gracias.”

“Para mí la experiencia fue un verdadero regalo. Unas horas de paréntesis del día a día, las prisas, las obligaciones… todo se detuvo para convertirse en unas horas de paz,  armonía y cuidado personal. Pude ver cosas que sólo puedes ver si te detienes y conectas con el entorno como los rituales de apareamiento de lagartijas y mariposas… nunca me había sabido tan bien una tortita de arroz ni había agradecido tanto el roce del viento, el volar de una abeja o el canto de los pájaros. Gracias Berta”

“Yo fui sin expectativas, más bien expectante. Me quité móvil y reloj, siendo éste último más difícil. El hecho de que nos contaras cómo iba a desarrollarse el día me hizo sentir más tranquila.

Fui consciente de mi cuerpo, de sus limitaciones, y de lo poco que me gusta hacer lo que creo que no sé hacer, o hago mal, o no puedo…me sentía frustrada, pero esforzándome por aceptar la situación. Mi cachorrito siempre danzando de un lado para otro. Andar conscientemente descalza en la hierba me sacó sonrisas porque sentí cosquillas…gusto…placer…caricias…y me emocionó.

Comentar que la comida en silencio me gustó y mucho…curiosa sensación cuando nuestra cultura es totalmente al revés: comida como acto social.

Me ha encantado la experiencia y espero volver a repetir. ¡Gracias de corazón!”

 Para mí como facilitadora de ese día, también fue un día especial de conexión y de agradecimiento. Agradecimientos a las personas que en su día me descubrieron esta práctica maravillosa, a las que me formaron como instructora, a todos los participantes que me dan la oportunidad de acompañarles en esta práctica, a mi familia que me respeta y da “cobertura” esos días y finalmente gracias a la vida por regalarme estos momentos.

 

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